martes, 25 de junio de 2013

Si juntamos a La Doble a y Calibre 38, ¿qué sucede?

El pasado 11 de mayo, el teatro Matacandelas acogió dos bandas bastante conocidas de la escena paisa: La Doble a y Calibre 38.  

El teatro Matacandelas está ubicado en el corazón de Medellín: el Centro. Recuerdo que un amigo mío solía decir: “Mientras menos voy al centro, más feliz soy”. Conozco muchas personas que piensan igual. Pero ir a poguear y cantar hasta que los pulmones no den más es suficiente justificación para entrar al poco agradable corazón de la ciudad. 

El Matacandelas es un teatro con fachada de casa vieja, paredes rosadas, y puertas y ventanas verdes. Adentro, un pasillo, luego una sala y al fondo el escenario. Al lado del corto pasillo hay un bar lleno de afiches y cuadros de hace unos 50 años. 

Ese día, el Matacandelas abría sus puertas a dos bandas de rock de la ciudad que llevaban años sin compartir escenario: Calibre 38 y La Doble a. El invitado especial del día era una banda argentina cuya vida estaba en el rock n’ roll como versa la canción de La Doble a. La Burra al Trigo, desde Argentina, había viajado por todo el continente con su música y ganas de tocar como único capital. Y ¡hasta dónde habían llegado! 

Según el cartel oficial, el concierto empezaría las 2:00 p.m. Y a esa hora arrancó. Hago hincapié en esto, porque lo más normal es que un toque empiece con un cierto tiempo de retraso. Normalmente es de 30 minutos a una hora.  

Empezó La Burra al Trigo demostrando el amor que le tiene al rock. Quizá por no ser tan conocida, el público no coreó sus canciones, pero a ellos más que a muchas bandas se les nota el ideal de vida que tienen: andar por el mundo de la mano de este género que tiene muchos enamorados. 

Luego, venía una de las bandas organizadoras del evento, La Doble a. Hacía un buen tiempo no compartían escenario las dos agrupaciones. Según Camilo Ángel, baterista de La Doble a, este toque “realmente fue como la primera vez, pues las veces pasadas estaban muy separadas nuestras presentaciones. Aquí compartimos más. Yo la pasé muy bien, aportaron muy buena energía al ambiente, y brindaron un show en el punto más alto, desde el principio. Tienen muy buena actitud”.  

La Doble a tenía la gran tarea de tocar 20 canciones. El público estaba distribuido así a lo largo del teatro: en las tres primeras filas están los más fanáticos de la banda. Después de la tercera fila, se deja el espacio necesario para ese lugar dónde los muchachos descargan energías al ritmo de la batería: el pogo.


“Si prestamos mucha atención, escucharemos el graznido del pez volador”, dice el intro de Un Planeta Diferente, canción que le da título al último disco de la banda. La gente empezaba a corear: Quiero volar hasta un planeta diferente y de forma permanente quedarme allí… La banda había iniciado su show. Luego iría “Viene y va”… El viento viene y va con vos, arrastrando con la marea todo lo que fui, todo lo que soy, dice el coro, mientras los ánimos se calentaban y la gente empezaba a cantar con más fuerza. Seguirían “Hace frío” y “Tus sueños rotos”. Luego de estas cuatro canciones la banda haría una pequeña pausa. Tadeo, el vocalista, saludaba al público y le daba las gracias por estar allí. 

El repertorio prosiguió con Lento, aunque lo único lento habían sido los días previos al concierto, Cruel y Vuelve a salir el sol. Tadeo es un excelente sustituto de Wakko, vocalista de The Other Planet, quién hace las voces del disco en “Vuelve a salir el sol”.  Luego de un corto descanso para hidratarse, la banda cantó “Muy tarde” y “Espero que te sientas sola”. En este punto los ánimos quizá estaban en uno de sus puntos más alucinantes, pero el punto máximo se vería más adelante. Sola, sola, solamente espero que te sientas sola. Los pulmones empezaban a alcanzarse cada vez más pronto y el sudor a recorrer la espalda. 

En la siguiente pausa, Nicolás Parra o Zoonico, como prefieran llamarle, tomaba el micrófono para hacer una dedicatoria muy especial: Esta es una canción que ustedes seguramente se saben mejor que nosotros y yo se la quiero dedicar a un primo mío, que es como un hermano. Está en Estados Unidos, probando suerte, jugando fútbol. Va para Agus, que hoy cumple años. Esto se llama “Despertar con vos”. Inmediatamente sonó el ritmo inicial del tema. Esta canción es una de las más queridas por el público. La voz al unísono de los presentes era más fuerte que la de la banda en aquel momento.  La gente coreaba de tal forma que en varias oportunidades, la banda le cedió la voz a sus fanáticos. Sólo sonaba el instrumental. En mi cama no volviste a latir, mis deseos se fueron con tu amor, la fortuna de hacerte feliz, en esta vida no me tocó cantaban los asistentes mientras la banda hacía la parte del sonido. Luego en su Twitter, con respecto a esta reacción de la gente, comentaban: “¡Qué fácil nos hicieron el trabajo cantando a todo pulmón! ¡Los amamos!”. 

Respiro buenos aires si me haces falta, ¡Mal detalle!.. Es mejor dejarte ir que esperarte aquí por siempre, es mejor romper el puente que te trae a mí mente, dice el coro de las dos canciones siguientes en el set list a “Despertar con vos”. Los pulmones comenzaban a alcanzarse totalmente. La voz se iba volviendo ronca, síntoma de que muy pronto dirá adiós.
Las tres canciones siguientes las disfrutaron mucho quiénes poguean, son perfectas para ello. Máquina del tiempo, es esa canción que los presentes escuchamos cuando quisiéramos que el corazón durmiera y soñara con inventar una máquina del tiempo para quitarnos el dolor amargo de la traición. La gente enloquece con Limón, al momento en que cambia abruptamente y sube el tempo de la batería considerablemente. Mi vida está en el rock n’ roll narra el ideal rockero de muchos: vivir de la música. 

Era el turno de Tadeo de presentar a los hombres que le acompañaban en el escenario: Nicolás, Ángel y Sierra, conforman una banda que a día de hoy lleva 15 años en el circuito. Y la mayoría de nosotros espera que sean muchísimos más.
La siguiente sorpresa de la tarde por parte de La Doble a nos la brindaría Camilo Ángel. La siguiente canción en el repertorio era un préstamo: “Quiero más cerveza” de Calibre 38. “Un día cualquiera camino a mi barrio, fumo un cigarrillo para calmar mi adicción, ando buscando en las calles de Medallo, un poco de diversión”. Dice la segunda parte de la canción. Pero en la voz no estaba Tadeo… ¡Estaba Ángel! Era la primera vez que se veía algo así. Algunos ya habíamos tenido la suerte de verlo tocando a una sola mano como el gran baterista que es, pero no haciendo una voz principal. “La emoción previa ante el cantar es más de no cagarla, porque en ensayos me trababa el ritmo de la batería, o cambiaba la letra, como un sustico y mucha concentración, de todas maneras era un fragmento breve y yo estaba desde atrás; ya al momento de cantar es distinto, porque se enfrenta al público y se le brinda eso, y el público te inyecta una euforia, muy fuerte, con la que te expresa que el estar ahí es muy importante para ellos. La unión de las dos emociones es climática, el susto se anula, al igual que los cuidados, y se canta respetando al público”, afirmaba luego el baterista. 

Por último, iría una de las canciones emblema de la banda. Una de esas que los dio a conocer años atrás. Es una fiesta bestia, nadie nos va a parar, formemos una orquesta, vámonos pa’l bar, dice el coro de la canción mientras Juan Camilo Restrepo, ex baterista de La Doble a y actual baterista de Calibre 38 hacía el ritmo con sus baquetas y cantaba desde un mirador a un lado de la sala. Los presentes efectivamente se habían sumergido en una Fiesta Bestia, la mayoría de los que estábamos allá teníamos el cabello enjuagado en sudor y la voz con un tono y timbre que no es el habitual, producto del sobre esfuerzo de las cuerdas vocales y los pulmones. 

Al final de la canción, uno de los personajes más queridos de la banda, se subió al escenario a cantar la última estrofa. “¡Es una emoción muy chimba!, cantar al lado de la banda que más me gusta, y aparte son mis amigos, mis hermanos. Y no fue un impulso, fue un llamado de Nicolás para que me subiera a cantar con ellos”. Decía Simon Padilla, roaddie y fotógrafo de la banda.

La Doble a bajaba del escenario, mientras los asistentes coreaban: “Queremos los tres ocho, ¿Calibre dónde está?”.  O en su defecto: “Calibre está borracho, woooh”. Calibre 38 es una banda de punk rock bastante conocida de la ciudad. Una banda al estilo de 2 minutos o Attaque 77. Mientras ellos se acomodaban en el escenario, el público aprovechaba para tomarse una cerveza o salir del teatro un momento a respirar aire fresco.


Calibre empezaba su show con “Hora de partir”. Tenían por delante 20 canciones por tocar. El público ya había calentado ánimos con La Doble a y Calibre ha brindado ese ritmo perfecto para armar el pogo. Su baterista siempre lo deja todo. Transmite una energía increíble, además de ejecutar muy bien su instrumento. 

Seguirían “Quiero punk rock”, “Solo en la mesa y “Malos momentos”. El público sacaba voz y pulmones de dónde no los tenía mientras el pogo animaba la escena.  En el escenario, Óscar Suescún, hacía su mímica de una guitarra de aire, y al igual que quienes empuñan una guitarra o un bajo, se juntaba con sus guitarristas o bajista haciendo una escena para muchos conocida.

Luego de una pequeña pausa, algo de agua y un corto respiro, volvían iniciar, ahora con un cover traído directamente desde Argentina. “Más que 10” de Bulldog resonaba en esa casa vieja transformada en teatro. “No quiero saber, no quiero saber más de vos, nada más de vos”… “Nos llaman los tres ocho, Calibre 38”, dice el coro de las 2 canciones que seguían en el repertorio: “Nada más de vos” y “Calibre 38”. Seguiría una de las canciones más queridas por el público de los 38: En el cielo no nos quieren. “La siguiente canción va para todas esas viejitas que dicen que nuestra música es satánica” anunciaba Suescún, vocalista de la banda. En el cielo no nos quieren, no sé qué es lo que hicimos mal, si en el cielo no nos quieren, buscaremos juntos otro lugar coreaban los presentes a máximo volumen, con la energía e ilusión propia de un grupo de niños pequeños. 

Otro cover: No te pudiste aguantar de Attaque 77, el Matacandelas retumbaba al ritmo de la canción de la banda argentina. Seguirían “Rabia y dolor” y “Resurrección”, en esta última, Andrés Suárez, integrante de Los Panrockers subiría al escenario a compartir escenario con los tres ocho. Luego de un préstamo de guitarra, Andrés empezaría a tocar los acordes de la canción. Supongo que para él fue un momento bastante emotivo. Su cara reflejaba la felicidad de estar en tarima con los tres ocho. Seguiría con la guitarra colgada al hombro para tocar “Ya no sos igual”, canción perteneciente a 2 minutos. 
Luego de que Andresito, como suelen llamarle sus conocidos a causa de su estatura, se bajara del escenario, el vocalista de Calibre anunciaría que Pablo Jaramillo, bajista de la banda y uno de sus fundadores, abandonaría los tres ocho por motivos de fuerza mayor. El público comenzó a corear a modo de agradecimiento: ¡Pablito está borracho, wooh! ¡Pablito está borracho, wooh!  Sonarían luego “Fuera de este mundo” y “Solución suicida”. La gente allí presente sudaba mares mientras gastaba sus reservas de energía y aire coreando. 
Era el turno de que La Doble a le hiciera un préstamo a Calibre… Es una fiesta bestia, nadie nos va a parar, formemos una orquesta, vámonos pa’l bar,  entonaba Suescún, mientras el público le seguía y hacía las palmas. Se hizo el silencio e inmediatamente sonó el riff inicial de “Living in Medellín”. Te odio, te amo, te insulto, te extraño, con vos me siento así, siempre te llevo en mí versa la primera estrofa de la canción. Así la voz no diera para cantar a su máximo volumen y los pulmones se quedaran cortos de aire más rápido de lo común, todos los allí presentes cantaron como si el toque apenas empezara. Al final de la canción Óscar haría hincapié en que la grabó su baterista con el mayor de los orgullos. Camilo Ángel, actual baterista de La Doble a dice acerca de su homólogo: “Lo felicito por la manera como toca en Calibre y le agradezco por la actitud y disposición de aquel día”.

El último cover del día: “La fiesta empezó” de los argentinos de Doble Fuerza, quiénes el 26 de mayo visitarán la ciudad para tocar en el Del Putas Fest. El pogo aún existía, los muchachos se cansan menos. Porque para aguantar dos horas de pogo se necesita muchísima energía. “La Carta” y “Colegiala” son dos de las canciones más queridas de los tres ocho. El vocalista antes de entonar “Colegiala” preguntaba si en el público había alguna. Al parecer no. La mayoría de las presentes ya dejó las faldas de colegio de lado. 

“Cerveza y rock n’ roll” y “Quiero más cerveza” finalizarían el repertorio de Calibre 38. El público siguió coreando, saltando y pogueando hasta el físico agotamiento. Al final, uno de los fanáticos de ambas bandas, Tatane Ocampo, subió al escenario a cantar el último coro de Quiero más cerveza: “Quiero más cerveza, quiero más cerveza, hoy yo me voy a emborrachar, mañana no voy a estudiar”  dice el final de la canción. Los asistentes le seguían con una pasión única e irrepetible. 

Luego de tanto pogo y sudor el Matacandelas iría quedando vacío. El público se retiraba, a lo mejor a beber una botella de vino mientras seguía la Fiesta Bestia iniciada en el teatro.

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