El
teatro Matacandelas está ubicado en el corazón de Medellín: el Centro. Recuerdo
que un amigo mío solía decir: “Mientras menos voy al centro, más feliz soy”.
Conozco muchas personas que piensan igual. Pero ir a poguear y cantar hasta que
los pulmones no den más es suficiente justificación para entrar al poco
agradable corazón de la ciudad.
El Matacandelas
es un teatro con fachada de casa vieja, paredes rosadas, y puertas y ventanas verdes.
Adentro, un pasillo, luego una sala y al fondo el escenario. Al lado del corto
pasillo hay un bar lleno de afiches y cuadros de hace unos 50 años.
Ese
día, el Matacandelas abría sus puertas a dos bandas de rock de la ciudad que
llevaban años sin compartir escenario: Calibre 38 y La Doble a. El invitado
especial del día era una banda argentina cuya vida estaba en el rock n’ roll como versa la canción de La Doble a.
La Burra al Trigo, desde Argentina, había viajado por todo el continente con su
música y ganas de tocar como único capital. Y ¡hasta dónde habían llegado!
Según
el cartel oficial, el concierto empezaría las 2:00 p.m. Y a esa hora arrancó.
Hago hincapié en esto, porque lo más normal es que un toque empiece con un
cierto tiempo de retraso. Normalmente es de 30 minutos a una hora.
Empezó
La Burra al Trigo demostrando el amor que le tiene al rock. Quizá por no ser
tan conocida, el público no coreó sus canciones, pero a ellos más que a muchas
bandas se les nota el ideal de vida que tienen: andar por el mundo de la mano
de este género que tiene muchos enamorados.
Luego,
venía una de las bandas organizadoras del evento, La Doble a. Hacía un buen
tiempo no compartían escenario las dos agrupaciones. Según Camilo Ángel,
baterista de La Doble a, este toque “realmente
fue como la primera vez, pues las veces pasadas estaban muy separadas nuestras
presentaciones. Aquí compartimos más. Yo la pasé muy bien, aportaron muy buena
energía al ambiente, y brindaron un show en el punto más alto, desde el principio.
Tienen muy buena actitud”.
La
Doble a tenía la gran tarea de tocar 20 canciones. El público estaba distribuido
así a lo largo del teatro: en las tres primeras filas están los más fanáticos
de la banda. Después de la tercera fila, se deja el espacio necesario para ese
lugar dónde los muchachos descargan energías al ritmo de la batería: el pogo.
“Si
prestamos mucha atención, escucharemos el graznido del pez volador”, dice el
intro de Un Planeta Diferente,
canción que le da título al último disco de la banda. La gente empezaba a
corear: Quiero volar hasta un planeta diferente y de forma permanente
quedarme allí… La banda había iniciado su show. Luego iría “Viene y va”… El viento viene y va con vos, arrastrando
con la marea todo lo que fui, todo lo que soy, dice el coro, mientras los
ánimos se calentaban y la gente empezaba a cantar con más fuerza. Seguirían “Hace
frío” y “Tus sueños rotos”. Luego de estas cuatro canciones la banda haría una
pequeña pausa. Tadeo, el vocalista, saludaba al público y le daba las gracias
por estar allí.
El
repertorio prosiguió con Lento,
aunque lo único lento habían sido los días previos al concierto, Cruel y Vuelve a salir el sol. Tadeo es un excelente sustituto de Wakko,
vocalista de The Other Planet, quién
hace las voces del disco en “Vuelve a salir el sol”. Luego de un corto descanso para hidratarse, la
banda cantó “Muy tarde” y “Espero que te sientas sola”. En este punto los ánimos
quizá estaban en uno de sus puntos más alucinantes, pero el punto máximo se
vería más adelante. Sola, sola, solamente
espero que te sientas sola. Los pulmones empezaban a alcanzarse cada vez
más pronto y el sudor a recorrer la espalda.
En
la siguiente pausa, Nicolás Parra o Zoonico, como prefieran llamarle, tomaba el
micrófono para hacer una dedicatoria muy especial: Esta es una canción que ustedes seguramente se saben mejor que
nosotros y yo se la quiero dedicar a un primo mío, que es como un hermano. Está
en Estados Unidos, probando suerte, jugando fútbol. Va para Agus, que hoy
cumple años. Esto se llama “Despertar con vos”. Inmediatamente sonó el ritmo
inicial del tema. Esta canción es una de las más queridas por el público. La
voz al unísono de los presentes era más fuerte que la de la banda en aquel
momento. La gente coreaba de tal forma
que en varias oportunidades, la banda le cedió la voz a sus fanáticos. Sólo
sonaba el instrumental. En mi cama no
volviste a latir, mis deseos se fueron con tu amor, la fortuna de hacerte
feliz, en esta vida no me tocó cantaban los asistentes mientras la banda
hacía la parte del sonido. Luego en su Twitter, con respecto a esta reacción de
la gente, comentaban: “¡Qué fácil nos
hicieron el trabajo cantando a todo pulmón! ¡Los amamos!”.
Respiro buenos
aires si me haces falta, ¡Mal detalle!.. Es mejor dejarte ir que esperarte aquí por
siempre, es mejor romper el puente que te trae a mí mente, dice el coro de
las dos canciones siguientes en el set
list a “Despertar con vos”. Los pulmones comenzaban a alcanzarse
totalmente. La voz se iba volviendo ronca, síntoma de que muy pronto dirá
adiós.
Era el turno de Tadeo de presentar a los hombres que le
acompañaban en el escenario: Nicolás, Ángel y Sierra, conforman una banda que a
día de hoy lleva 15 años en el circuito. Y la mayoría de nosotros espera que
sean muchísimos más.
La siguiente sorpresa de la tarde por parte de La Doble
a nos la brindaría Camilo Ángel. La siguiente canción en el repertorio era un
préstamo: “Quiero más cerveza” de Calibre 38. “Un día cualquiera camino a mi barrio, fumo un cigarrillo para calmar mi
adicción, ando buscando en las
calles de Medallo, un poco de
diversión”. Dice la segunda parte de la canción. Pero en la voz no
estaba Tadeo… ¡Estaba Ángel! Era la primera vez que se veía algo así. Algunos
ya habíamos tenido la suerte de verlo tocando a una sola mano como el gran
baterista que es, pero no haciendo una voz principal. “La emoción previa ante el cantar es más de no cagarla,
porque en ensayos me trababa el ritmo de la batería, o cambiaba la letra, como
un sustico y mucha concentración, de todas maneras era un fragmento breve y yo
estaba desde atrás; ya al momento de cantar es distinto, porque se enfrenta al
público y se le brinda eso, y el público te inyecta una euforia, muy fuerte,
con la que te expresa que el estar ahí es muy importante para ellos. La unión
de las dos emociones es climática, el susto se anula, al igual que los
cuidados, y se canta respetando al público”, afirmaba luego el baterista.
Por último, iría una de las canciones emblema de la banda.
Una de esas que los dio a conocer años atrás. Es una fiesta bestia, nadie nos va a parar, formemos una orquesta,
vámonos pa’l bar, dice el coro de la canción mientras Juan Camilo Restrepo,
ex baterista de La Doble a y actual baterista de Calibre 38 hacía el ritmo con
sus baquetas y cantaba desde un mirador a un lado de la sala. Los presentes
efectivamente se habían sumergido en una Fiesta
Bestia, la mayoría de los que estábamos allá teníamos el cabello enjuagado
en sudor y la voz con un tono y timbre que no es el habitual, producto del
sobre esfuerzo de las cuerdas vocales y los pulmones.
Al final de la canción, uno de los personajes más queridos de
la banda, se subió al escenario a cantar la última estrofa. “¡Es una emoción
muy chimba!, cantar al lado de la banda que más me gusta, y aparte son mis
amigos, mis hermanos. Y no fue un impulso, fue un llamado de Nicolás para que
me subiera a cantar con ellos”. Decía Simon Padilla, roaddie y fotógrafo de la
banda.
La Doble a bajaba del escenario, mientras los asistentes
coreaban: “Queremos los tres ocho,
¿Calibre dónde está?”. O en su defecto:
“Calibre está borracho, woooh”. Calibre 38 es una banda de punk rock bastante
conocida de la ciudad. Una banda al estilo de 2 minutos o Attaque 77. Mientras
ellos se acomodaban en el escenario, el público aprovechaba para tomarse una
cerveza o salir del teatro un momento a respirar aire fresco.
Calibre empezaba su show con “Hora de partir”. Tenían por
delante 20 canciones por tocar. El público ya había calentado ánimos con La Doble
a y Calibre ha brindado ese ritmo perfecto para armar el pogo. Su baterista
siempre lo deja todo. Transmite una energía increíble, además de ejecutar muy
bien su instrumento.
Seguirían “Quiero punk rock”, “Solo en la mesa y “Malos
momentos”. El público sacaba voz y pulmones de dónde no los tenía mientras el
pogo animaba la escena. En el escenario,
Óscar Suescún, hacía su mímica de una guitarra de aire, y al igual que quienes
empuñan una guitarra o un bajo, se juntaba con sus guitarristas o bajista haciendo
una escena para muchos conocida.
Luego de una pequeña pausa, algo de agua y un corto respiro,
volvían iniciar, ahora con un cover traído directamente desde Argentina. “Más
que 10” de Bulldog resonaba en esa casa vieja transformada en teatro. “No quiero saber, no quiero saber más de vos,
nada más de vos”… “Nos llaman los tres ocho, Calibre 38”, dice el coro de
las 2 canciones que seguían en el repertorio: “Nada más de vos” y “Calibre 38”.
Seguiría una de las canciones más queridas por el público de los 38: En el
cielo no nos quieren. “La siguiente canción va para todas esas viejitas que
dicen que nuestra música es satánica” anunciaba Suescún, vocalista de la banda.
En el cielo no nos quieren, no sé qué es
lo que hicimos mal, si en el cielo no nos quieren, buscaremos juntos otro lugar
coreaban los presentes a máximo volumen, con la energía e ilusión propia de
un grupo de niños pequeños.
Otro cover: No te pudiste aguantar de Attaque 77, el
Matacandelas retumbaba al ritmo de la canción de la banda argentina. Seguirían
“Rabia y dolor” y “Resurrección”, en esta última, Andrés Suárez, integrante de Los Panrockers subiría al escenario a
compartir escenario con los tres ocho.
Luego de un préstamo de guitarra, Andrés empezaría a tocar los acordes de la
canción. Supongo que para él fue un momento bastante emotivo. Su cara reflejaba
la felicidad de estar en tarima con los tres
ocho. Seguiría con la guitarra colgada al hombro para tocar “Ya no sos
igual”, canción perteneciente a 2 minutos.
Era el turno de que La
Doble a le hiciera un préstamo a Calibre… Es una fiesta bestia, nadie nos va a parar, formemos una orquesta,
vámonos pa’l bar, entonaba Suescún,
mientras el público le seguía y hacía las palmas. Se hizo el silencio e
inmediatamente sonó el riff inicial de “Living in Medellín”. Te odio, te amo, te insulto, te extraño, con
vos me siento así, siempre te llevo en mí versa la primera estrofa de la
canción. Así la voz no diera para cantar a su máximo volumen y los pulmones se
quedaran cortos de aire más rápido de lo común, todos los allí presentes cantaron
como si el toque apenas empezara. Al final de la canción Óscar haría hincapié
en que la grabó su baterista con el mayor de los orgullos. Camilo Ángel, actual
baterista de La Doble a dice acerca de su homólogo: “Lo felicito por la manera
como toca en Calibre y le agradezco por la actitud y disposición de aquel día”.
El último cover del día: “La fiesta empezó” de los argentinos
de Doble Fuerza, quiénes el 26 de mayo visitarán la ciudad para tocar en el Del Putas Fest. El pogo aún existía, los
muchachos se cansan menos. Porque para aguantar dos horas de pogo se necesita
muchísima energía. “La Carta” y “Colegiala” son dos de las canciones más
queridas de los tres ocho. El
vocalista antes de entonar “Colegiala” preguntaba si en el público había
alguna. Al parecer no. La mayoría de las presentes ya dejó las faldas de
colegio de lado.
“Cerveza y rock n’ roll” y “Quiero más cerveza” finalizarían
el repertorio de Calibre 38. El público siguió coreando, saltando y pogueando
hasta el físico agotamiento. Al final, uno de los fanáticos de ambas bandas,
Tatane Ocampo, subió al escenario a cantar el último coro de Quiero más
cerveza: “Quiero más cerveza, quiero más
cerveza, hoy yo me voy a emborrachar, mañana no voy a estudiar” dice el final de la canción. Los asistentes le
seguían con una pasión única e irrepetible.
Luego de tanto pogo y sudor el Matacandelas iría quedando
vacío. El público se retiraba, a lo mejor a beber una botella de vino mientras
seguía la Fiesta Bestia iniciada en
el teatro.
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